Pilates para el cerebro:

¿Cómo se llama esa película en la que trabaja esta artista que está buenísima?.
Así comenzamos. A partir de los treinta años, por lo general, empiezas a notar que tienes pequeños olvidos:
¿Cómo se llama este tipo? pero si lo conozco muy bien???? !!!!
¿A qué hora era la cita, a las 5:00 o a las 15:00?
Las llaves. ¿dónde las dejé?
¿En qué piso me estacioné?
Aunque estos pequeños olvidos no afectan nuestra vida, nos producen ansiedad. Si esto te suena familiar, no te preocupes, hay esperanza.....
Existen muchos mitos en los que las personas equivocadamente relacionamos la edad con la falta de memoria.
Los neurocientíficos han comprobado que no necesariamente tiene que ser así, que las células se regeneran en el cerebro de los adultos y que, se debe a la reducción en número y complejidad de las dendritas
Esto sucede por una sencilla razón: falta de uso.
Es cierto, el ejercicio ayuda mucho a alertar la mente; también hay vitaminas y medicinas que aumentan la transmisión , sin embargo, nada como hacer que nuestro cerebro fabrique su propio alimento: las neurotrofinas.
¿Entonces qué debemos hacer?
Lo que necesitamos es hacer pilates con las neuronas: estirarlas, sorprenderlas, sacarlas de su rutina y presentarles novedades inesperadas y divertidas a través de las emociones,
¿El resultado? El cerebro se vuelve más flexible , más ágil, y su capacidad de memoria aumenta.
Al leer esto, casi seguro probablemente pienses: Yo leo, trabajo, hago ejercicio y mil cosas más durante el día, así que mi mente debe estar muy estimulada!!! pero la verdad es que la vida de la mayoría de nosotros se lleva a cabo dentro de una serie de rutinas.
Algunos ejemplos de ejercicios que expanden substancialmente las dendritas son :

1. Bañarse con los ojos cerrados. Sólo con el tacto, localiza las llaves de agua, ajusta la temperatura del agua, busca el jabón, o el shampoo... Verás cómo tus manos notarán texturas que nunca antes habías percibido.
2. Usar la mano no dominante. Come, escribe, abre la pasta dentífrica, lávate los dientes, abre el cajón con la mano que más trabajo te cueste usar.
3. Lée en voz alta.
4. Cambia tus rutas. Toma diferentes rutas para ir al trabajo, a tu casa.
5. Cambia tus rutinas. Haz cosas diferentes. Fuérzate a salir, conocer y charlar con personas de diferentes edades, trabajos e ideologías. Experimenta lo inesperado. Usa las escaleras en lugar del ascensor. Sal al campo, camínalo, huélelo.
6. Cambia las cosas de lugar. Al saber dónde está todo, el cerebro ya construyó un mapa. Por ejemplo, cambiar de lugar el tacho de la basura; verás la cantidad de veces que tirarás el papel al viejo lugar.
7. Aprende algo nuevo.
8. Identifica las monedas.
9.- Peínate, báñate, lávate los dientes con la mano izquierda (o derecha si eres zurdo)
10.- Cambiá el mouse de la computadora al lado contrario de donde lo usas comunmente. Y si tenemos suerte y funcionan, nunca más volveremos a preguntarnos: ¿Dónde dejé las llaves?